Reverencia

No somos ni dioses ni demonios.

Admitimos, con humildad, 
nuestra pequeñez, 
fragilidad,
vulnerabilidad, 
ignorancia, 
nuestra estrecha y limitada perspectiva.

Agachámonos, con respeto, 
a la grandeza, 
resiliencia, 
a la verdadera fortaleza, 
sabiduría, 
a la amplia y abarcadora perspectiva.

Admiramos, con asombro, 
lo infinito de las alturas, 
lo insondable de las profundidades, 
lo inmenso del universo,
lo indescriptible de la naturaleza,
lo indefinible de nuestra humanidad.

Contemplamos.
Sin comprender, 
sin intentar dominar, 
o poseer.

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