Carta a Leo

Gato Leo
Rincón soleado
Paraíso para Gatos

Querido Leo,

Mamá dijo que me sentiría mejor si te escribiera una carta, así que aquí estoy. Sé que los gatos no leen, y no sé tu nueva dirección, pero desde que moriste haría cualquier cosa para sentirme mejor.

En verdad, haría cualquier cosa para tenerte cerca de nuevo, para mirar tus ojos amarillos, escuchar tu ronroneo, y acariciar tu pelaje. Aún quería tocarte ese horrible día en que tus ojos se cerraron, tu ronroneo cesó, y te fuiste. Ese día tu corazón se detuvo, y mi corazón se rompió.

Al principio yo no podía creer que hubieras muerto, que realmente te hubieras ido. Deseaba que fuera una pesadilla. Prometí no volver a quejarme nunca más de tener que alimentarte o limpiar tu caja de arena, si tan solo despertaras, o si yo despertara de esta pesadilla.

Yo esperaba que regresaras, como lo hiciste aquella vez después de haber desaparecido por dos días. Me sentí tan bien teniéndote de vuelta entonces, después de temer haberte perdido. Unas cuantas veces pensé que había escuchado tus maullidos, o que te había visto pasar por el rabillo del ojo. Pero no era verdad. Ahora sé que yo no estaba perdiendo la razón, pero así lo sentí por un tiempo. Supongo que nuestras mentes nos juegan una mala pasada cuando es difícil aceptar la realidad.

La realidad de tu muerte me enfadó mucho. Me enojé con mi familia por haber dejado la puerta abierta ese día. Culpé al hombre que conducía el auto que te golpeó. Me dio rabia con el veterinario que no pudo salvarte. Me enfadé con cualquier Dios que permitiera que sucediera. Y me sentí culpable por no haber estado contigo para prevenir el accidente. La verdad, Leo, también me enojé contigo. ¿Por qué te saliste? ¿Por qué moriste? ¿Tienes idea de lo mucho que me dolió?

El dolor todavía está conmigo. Ningún dolor de cabeza o de estómago me ha dolido tanto, ni por tanto tiempo. Al menos hay medicinas para aliviar ese tipo de dolor. Pero el dolor de haberte perdido, amigo mío, es peor. Empieza en mi corazón, se me sube al cerebro, no me deja dormir por la noche, y me distrae por el día. Cuando el dolor se apodera de mí, solamente quiero esconderme, y mi cuerpo entero se siente flojo y débil.

Saco fuerzas al recordar buenos ratos, como cuando escuchábamos música, mirábamos videos de animales juntos, o cuando te encontraba acurrucado sobre mi mochila.

Hice un dibujo de tu cara, y lo colgué junto a mi cama. Espero que no te importe que no se parezca mucho a ti, pues no es fácil dibujar caras de gatos. En la mesa frente a tu ventana favorita colocamos una foto tuya y una caja con tu collar y juguetes preferidos. A veces estos recuerdos me hacen llorar. Sí, me duele el corazón porque te quiero, y me siento triste porque te extraño.

Extraño que me despiertes por la mañana y que duermas a mis pies por la noche. Extraño jugar contigo, y que tomaras siestas encima de mí. Ahora hay un espacio vacío en mi regazo, y un agujero en mi corazón.

Casi nadie entiende. Pat dice que no es gran cosa, que solamente eras un gato. Pero Pat nunca ha tenido una mascota amiga, y no te conocía. Pat no puede entender cómo me siento, y se me hace difícil explicarle.

Cuando moriste, mi tío se ofreció a conseguirme otro gato para reemplazarte. Parece que a algunas personas les cuesta ver a los niños tristes y quieren mejorar todo rápidamente. Pero Leo, sé que ningún otro gato sería como tú. Yo no quiero otro gato todavía.

Me pregunto si sabes lo importante que siempre serás para mí. Desde el día en que te encontramos, te convertiste en miembro de nuestra familia, y en mi mejor amigo. Sabía que me podías entender y que podía confiar en ti. Guardaste mis secretos y me consolaste cuando lo necesitaba. Aprendí mucho contigo, y aún estoy aprendiendo.

Hasta tu muerte me está enseñando. Que perder a un ser querido es muy difícil. Que querer a alguien puede doler, y que también puede ayudarnos a sanar. Que el dolor puede ser fuerte, pero que nosotros podemos ser más fuertes. Te nombré Leo porque lucías fuerte como un León, y lo eras. Supongo que yo también soy fuerte.

Me enteré de que hay una constelación llamada Leo. La buscaré esta noche. Aunque ya no pueda verte por aquí, ahora las estrellas me recordarán tus ojos brillantes mirándome en la oscuridad.

Leo, es cierto. Me siento mejor después de escribirte esta carta. Y todavía te extraño.

Te quiero siempre,
Yo


Si tu mascota querida ha muerto, puedes escribir tu propia carta aquí:


(Nombre de tu mascota),

Gracias por…

Eras especial, pues...

Siento...

Extraño...

Me ayuda...

He estado pensando...

Nunca olvidaré...

Quiero que sepas...

Estoy aprendiendo...

Voy a…

Te quiere,

(Tu nombre)

Previous
Previous

Yeyo

Next
Next

Amigos