Bueno
¿Por qué la obsesión por alcanzar?
¿Por qué la lucha por el logro?
¿Por qué la búsqueda de la perfección?
¿Por qué no apreciar el valor y la virtud
de lo suficientemente bueno?
¿Por qué no simplemente apreciar los bienes
que nos son otorgados por gracia,
a nosotros, a todos, a cada uno de nosotros
en cada momento?
¿Por qué no optimizar, mejorar,
reformar, transformar
en bueno lo que podamos?
¿Podemos hacerlo sin concurso, competencia
ni expectativa de alabanza o recompensa?
¿Simplemente? ¿Diestramente?
¿Con gracia? ¿Con gratitud?