Promesas

Prometió que le sería fiel por siempre. Juró que nunca le fallaría. Declaró votos de que lo haría, y que no lo haría.

Aunque no siempre lo suficiente o eficazmente, cuando las promesas sirven de recordatorio, nos apoyan en la lucha.

La lucha diaria, con lo imprevisto, lo inesperado, lo sorprendente, lo insondable. Lo que puede hacernos olvidar las promesas, los votos, los juramentos, los ‘eternamente’ y los ‘nunca jamás’.

Pero las promesas atan, aprisionan, pueden estrangular.

Nos achica, nos humilla a veces ver cómo resbalamos y caemos, y rompemos nuestras promesas. De verdad no quiso lastimarle. Pero el hambre es más primitiva, y fue más poderosa que los frenos.

Una vez se prometieron unión infinita, en las buenas y en las malas. ¿Pueden? ¿Podrían? ¿Podrán?

Lamentó haber roto su promesa, haber roto su corazón. Se sintió culpable, y triste.

Prometió que no volvería a suceder.

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