Dictado
Apagan la música y silencian el teléfono. Entonces, respiran profundo, y suspiran. Enfocan su atención, escuchan, toman dictado.
La corriente de la quebrada cantaletea sin cesar. Los gansos soplan las cornetas. Las gaviotas resuenan cual panderetas. ‘Escucha tu corazón’, dicen, cantan, entonan todos a coro.
Interrumpe inoportunamente el murmuro de las tripas: ‘¡Escúchame a mí también!’