Caídos
El sendero,
bronceado por lluvias recientes,
está interrumpido in-ter-mi-ten-te-men-te
por árboles derribados,
que ahora yacen quietos,
callados,
como yace él.
Aunque, quizás,
él y los árboles
crujieron, se quejaron, gimieron
cuando cayeron,
cediendo finalmente
a las ráfagas,
o quemados súbitamente
por centellas,
de alguna manera
acabando con vidas largas,
o no muy largas,
en este bosque.
El mismo bosque
donde la corriente recién formada canta,
afirmando,
reconfortante,
como canción de cuna.