Hermandad
Todo relativo, todos relacionados.
Al reconocer nuestra hermandad, actuamos con bondad.
Nada es propio ni nuestro. Nada es ajeno.
No estamos solos ni está todo en nuestras manos.
Somos hermanos humanos. Unamos manos.
Con lo que está en nuestras manos, el amor divino se traduce a amor de hermanos.
En hermandad vivamos, convivamos. En el centro nos encontramos.
Hermanas y hermanos, vivir ensimismados es limitado. Es limitarnos.
Es un privilegio, a veces un placer, participar en la pirámide humana, arraigada en la tierra y alcanzando a todas las almas.
Integridad, hermana cercana de la santidad.